La habitación de los reptiles es una historia de Lemony Snicket, nombre ficticio del autor Daniel Handler. Este libro es el segundo de la saga de Una serie de catastróficas desdichas.
OPINIÓN PERSONAL:
Tras el final del primer libro, con el fracaso de la obra de teatro, que el Conde Olaf había decidido interpretar para engañar a los asistentes, los hermanos Baudelaire son llevados a casa de un amigo cercano de sus padres, el herpetólogo Montgomery Montgomery, al cual los niños llamarán Tío Monty.
Pero, como todo en la vida de los Baudelaire, algo tiene que salir mal, y eso será la llegada de Stephano, el nuevo ayudante del tío Monty, después de que el anterior ayudante desapareciera dejando una nota de renuncia.
Los niños al instante verán que se trata del Conde Olaf, pero el tío Monty no se dará cuenta pese a las insistencias de los niños.
Como siempre los huérfanos, Sunny, Violet y Klaus tendrán que pensar un plan para librarse del Conde Olaf y de sus secuaces, y para ello utilizarán sus habilidades, Violet los inventos, Klaus la lectura y Sunny su fuerte dentadura.
La narración me ha gustado, al igual que en el primer libro. De nuevo una de las cosas que más me gustan son las explicaciones que hace Lemony de las situaciones y de las expresiones. A pesar de ser unos libros indicados para niños de 9 a 12 años considero que los libros de esta saga son unos buenos libros para realizar entre lecturas, dado que se trata de unos libros cortos y con una narración muy amena y sencilla.
Título original: The Reptile Room
Autor: Lemony Snicket
Año de publicación original: 1999
Editorial: Montena
Nº de páginas: 224 págs.
Saga: Una serie de catastróficas desdichas #2
¡Nos leemos!
SINOPSIS:
Querido lector,
Si has elegido este libro porque tenías ganas de leer algo divertido, te has equivocado. Es verdad que la historia es divertida al principio, cuando los hermanos Baudelaire pasan un tiempo con su loco Tío Monty y sus reptiles, pero no te dejes engañar. Si sabes algo de los niños Baudelaire, sabrás que hasta las aventuras más divertidas acaban por llevarlos por el camino más catastrófico. De hecho, en las páginas que tienes entre las manos, los tres hermanos casi se estampan con un coche, tienen que soportar una peste horrible, enfrentarse a una serpiente mortal y encontrar a un indeseable que hubieran preferido no volver a ver jamás.Yo no tengo más remedio que dejar constancia de estos trágicos acontecimientos, pero tú eres libre de volver a colocar el libro en la estantería y buscar algo más suave.
Firmado: el autor, Lemony Snicket
OPINIÓN PERSONAL:
Tras el final del primer libro, con el fracaso de la obra de teatro, que el Conde Olaf había decidido interpretar para engañar a los asistentes, los hermanos Baudelaire son llevados a casa de un amigo cercano de sus padres, el herpetólogo Montgomery Montgomery, al cual los niños llamarán Tío Monty.
Pero, como todo en la vida de los Baudelaire, algo tiene que salir mal, y eso será la llegada de Stephano, el nuevo ayudante del tío Monty, después de que el anterior ayudante desapareciera dejando una nota de renuncia.
Los niños al instante verán que se trata del Conde Olaf, pero el tío Monty no se dará cuenta pese a las insistencias de los niños.
Como siempre los huérfanos, Sunny, Violet y Klaus tendrán que pensar un plan para librarse del Conde Olaf y de sus secuaces, y para ello utilizarán sus habilidades, Violet los inventos, Klaus la lectura y Sunny su fuerte dentadura.
La narración me ha gustado, al igual que en el primer libro. De nuevo una de las cosas que más me gustan son las explicaciones que hace Lemony de las situaciones y de las expresiones. A pesar de ser unos libros indicados para niños de 9 a 12 años considero que los libros de esta saga son unos buenos libros para realizar entre lecturas, dado que se trata de unos libros cortos y con una narración muy amena y sencilla.
FICHA TÉCNICA:
Título: La habitación de los reptiles Título original: The Reptile Room
Autor: Lemony Snicket
Año de publicación original: 1999
Editorial: Montena
Nº de páginas: 224 págs.
Saga: Una serie de catastróficas desdichas #2
¡Nos leemos!
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