Notó como una lágrima descendía por su cara, manchándola de algún modo. Juntándose con las gotas de lluvia que buscaban limpiar todo. Decidió no secarla, total entre las gotas de lluvia se camuflaría, nadie se daría cuenta de lo que realmente pasaba. No tenía nada de que hablar, nadie estaba a su lado, nadie notaría como su voz fallaba en determinados momentos en los que, parecía, era feliz. La gente ya no notaría que caminaba arrastrando los pies, perdiendo poco a poco la fuerza que le hacía cada día hacer algo, los motivos desaparecieron, nada justificaba sus actos, sólo el sentir que para alguien en algún momento valdría la pena. Hoy quizás pueda sonreír bajo la lluvia viendo como las lágrimas se mezclan con la lluvia y no tiene que secarlas, porque no es necesario, porque a nadie le importa.
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