Bucle

Luchó. Corrió. Tropezó. Se levantó. Sangró. Se limpió. Curó. Pensó. Actuó. Luchó. Corrió. Tropezó. Se levantó. Sangró. Se limpió. Curó. Pensó. Actuó. Luchó. Corrió... Así una y otra vez, una historia repetitiva, un bucle interminable.
Tuve una profesora que nos decía que la historia era un bucle, que todo se repite aunque normalmente con otros escenarios y protagonistas. Nuestra vida es igual, desde que somos pequeños nos ocurre lo mismo, y a medida que vamos creciendo vamos repitiendo las mismas situaciones pero en distintos escenarios y con distintos personajes. Lo único que repetimos, y no es su totalidad, es el protagonista, pues nosotros cambiamos. Tú no eres el mismo que ayer, tampoco el mismo que mañana, puede incluso que no seas el mismo que hace apenas media hora. Seguro que algo ha cambiado, aunque sólo sea que has engordado 0.0005 gramos. A lo mejor te has enamorado. O quizás has completado algo en tu vida y te siente pleno. Quizás algo se ha roto. O puede que hayas encontrado algo. Hay infinidad de posibilidades. Y sería mentir decir que soy la misma que hace media hora.

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