Y ahora me encuentro con que todo acabó, con que no hay vuelta atrás. En este tiempo hemos jugado con fuego una y otra vez...y nos hemos quemado. Cuando era pequeña no hablaba pero me pasaba todo el día sonriendo, daba igual la razón, yo sonreía. Después todo cambió, hoy...me enfado con mucha rapidez, a veces me enfado por gilipolleces, lo admito. Muchos amigos me han dicho a lo largo de estos años que ya no soy la niña sonriente que sacaba sonrisas a todos, me dicen que he cambiado, que ahora soy seria, un poco payasa, pero no ese pequeño ángel que veía todo desde la inocencia y al que no parecía preocuparle nada. Supongo que crecimos sin darnos cuenta. Supongo que no hay vuelta atrás. Yo no volveré a ser ese ángel mudo sonriente y ellos ya no volverán a ver la inocencia de una niña pequeña en mi mirada nunca.
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