Compañeros de mesa.

Me acabo de dar cuenta, hace un rato que lo que vemos en la televisión no no afecta, pero cuando esto ocurre en nuestro día a día... Por ejemplo, si vemos en la televisión a un niño jugando con una chincheta clavándosela en la piel, pues puede que nos de un poco de asco, pero no mucho. Sin embargo si lo hace nuestro compañero de mesa, la cosa cambia. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue la típica pregunta de "¿Cuántos añitos tenemos?", pero teniendo en cuenta que estaba clavándose una chincheta decidí no hacerlo. En lugar de eso le quité la chincheta y este, ni corto ni perezoso, la cogió, aunque para ello tuvo que estirarse completamente en mi mesa, estando en medio de clase.

Y en un momento recuerdo una conversación que mantuvimos hace unos días en la cual él me decía que debía regalarle algo por su cumpleaños. En ese momento le dije que no esperase nada de mí, pero ahora creo que le voy a regalar un punzón, para que no se aburra. Dado que con la chincheta no se aburre, digo yo que es porque no le duele, porque le gusta meter y sacar la chincheta provocándose sangre. Digo yo, que con un punzón será mas placentero, tiene una punta un poco mas gruesa y mas larga, y si es por hacerse sangre es mejor.

Aunque realmente esa no fue su única diversión con la chincheta, decidió tunearla, si, como leéis, tunearla, cogió el típico bolígrafo dorado que todos hemos tenido o hemos pataleado hasta conseguirlo. Pero no pintó el soporte , no, pinto la punta y volvió a pincharse.

Bueno, llegados a un punto se cansó, peno no dejó la chincheta, para que, decidió que la chincheta era genial para hacerse dibujitos, pero unos especiales, estos dibujitos, hechos por brazos y manos, se los hizo tan fuerte que terminaron ensangrentados.

No se cual es la conclusión, cada uno sois libres de pensar lo que queráis. Yo por el momento NS/NC.

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