Entonces miras a tu alrededor y sientes
como te falta algo, como poco a poco ese espacio se hace cada vez más
y más doloroso. Y si, es su espacio, aunque no esté, aunque sepas
que nunca va a volver porque ya no está contigo, a tu lado, y sabes
que nunca nadie va a poder ocupar su lugar, un lugar que está
marcado por quien estuvo allí, cuidándote, queriéndote,
soportándote.
Y después de unos años sabes que te
falta algo, que hay un espacio que no se puede cubrir y por razones,
que ya no te acuerdas, nadie lo cubre, por que tu no lo permites. Y
cuando después te ocurre algo y te acuerdas de todo, de por que hay
un espacio que nadie puede ocupar, su espacio, y te preguntas “¿por
que te he olvidado?”, y es cierto, tu prometiste no olvidarte de
todos los momentos vividos, y por fin entiendes que no ocupaste que
nadie ocupase su lugar no para no olvidarlo, si no que fue para
ocuparlo con una persona como él/ella, con una persona digna de ese
espacio, su espacio.
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